sábado, 23 de junio de 2012

Hay algo peor que la crisis económica...



Una cosa son los números o índices que tienen que ver con el nivel de rendimiento de la economia, paro etc y otra muy distinta las actitudes histéricas con la que reaccionamos a la situación con manifestaciones extremas, opiniones apasionadas y catastrofistas, acusaciones y llamadas a la acción...

Parece que es justo en estos tiempos cuando se ha inventado el paro, el fracaso en los negocios, la corrupción...cosas que existen de forma endémica hasta en los mejores tiempos.

Ya no sólo es la situción de recesión económica lo que debemos temer, sino las movilizaciones hacia extremismos políticos, conflictos violentos y posibles guerras devastadoras, una destrucción generalizada entre gritos acusatorios de los unos contra los otros responsabilizandose de todo, de la crisis, de la frustración, de los horrores ¡de todo!

No sólo tenemos que aguantar el sufrimiento propio de la situación, sino que también tenemos que sentir un miedo atroz, una desconfianza en el prójimo al que no tenemos inconveniente de utilizarlo como chivo expiatorio.

Acusaciones, discursos encendidos, paranoia, histerismo, conflicto ¿es necesario todo este sufrimiento inútil añadido?

Pues no, no lo creo; los iluminados que presentan soluciones diáfanas tal vez sean los peores.

El tiempo fluirá y dejará las cosas en su sitio, cuanta más acción o medidas de carácter histérico y urgente peor.

¡Algo hay que hacer! ¡algo hay que hacer! vamos gritando todos como pollos sin cabeza.

Buenos dias

lunes, 11 de junio de 2012

¿ Por qué nos cuesta tanto, a veces, aceptar que las cosas han pasado de la forma en que lo han hecho ?

Muchas veces nos hubiera gustado que las cosas no hubieran ocurrido o que hubieran ocurrido de otra manera, pero lo cierto es que lo han hecho como lo han hecho y ya no hay vuelta atrás.

Cuando ocurren cosas que no nos gustan, reaccionamos con emociones que nos corroen, las cuales nos llevan a querer enmendar las cosas realizando actos o diciendo cosas que nos producen la ilusión de que aquello acontecido desaparece, lo cual no solo no es verdad, sino que después de los actos que hemos considerado correctores, aquellos aconteciminetos no deseados nos persiguen y se instalan en nuestra mente de forma más contundente; de alguna manera se acoplan a nuestro sistema y forman parte de nosotros; llegan a formar parte de nuestra identidad....

Nuestras reacciones nos van formando ese yo ilusorio que creemos tan importante...

Estas palabras han surgido de mi boca y sé que transmiten la sabiduria de siglos y más siglos.

¿Que por qué he escrito esto?

Por necesidad de comunicar lo que llevo dentro. Mi corazón sufre con acontecimientos recientes no deseados y quiero dejar fluir la emociones negativas que me producen para seguir adelante sin más equipaje que el que ya llevaba encima.

Buenos dias
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