Con unos cuantos meses de edad, te diste cuenta de que tus padres te adjudicaban un nombre y después asociaste ese nombre a la palabra mágica "yo", y de esta manera te sentiste separado del mundo y de los demás.
Empezaste a engordar ese pensamiento tan importante que te daba el sentido del "yo" identificándote con más pensamientos, objetos, ideas, personas...("yo como objeto")
Pero llegó ese terrible día en que te arrancaron violentamente parte de tu "yo", esa parte de tu "yo" bien pudo ser un juguete con el que te identificaste; vinieron otras decepciones; fueron ocurriendo más cosas que no te gustaron, situaciones, comportamientos, acontecimientos, todos ellos, sucesos que no aceptaste y asi fuiste alimentando tu dolor.
Se creó una imagen degradada de ti mismo como alguien aislado, temeroso, alguien al que le faltaba algo para completarse...
Desde entonces no has dejado de luchar para reafirmar tu valor personal, identificándote con más y más "objetos", con objeto de crearte una buena autoestima compensatoria.
Es posible que hayas logrado una buena autoestima, es decir, que la imagen positiva de ti mismo supera a la negativa (debido a un buen "yo como agente", con sus circunstancias y oportunidades favorables).
No obstante tarde o temprano te das cuenta de que todo aquello con lo que te identificaste no fue más que humo que siempre te deja desnudo a las puertas de la muerte.
Hasta aqui, en el mejor de los casos.
Si tu autoestima es más bien floja, esto es, más bien negativa que positiva; si has tenido que aferrarte a una autoimagen de víctima, a complejos de inferioridad, los cuales al menos te dieron cierta identidad, mi consejo es...
Muere antes de morir y despierta a lo que fuiste un dia...¡uno con todo el Universo!