domingo, 20 de abril de 2014

La infelicidad


Lo malo de la infelicidad es que tiende a aferrarse a la consciencia y absorbe nuestra atención.

Además puede provocar la activación de partes de nosotros mismos que odian estos estados mentales, es decir, los estados mentales de infelicidad, y esto es lo mismo que decir que uno pasa a odiarse a sí mismo cuando no se siente bien o está insatisfecho.

Esto seguirá siendo así mientras el individuo se sienta incapaz de obtener por sí mismo la satisfacción que cree que necesita y, simultáneamente, carezca de esperanza de que ésta le llegue a través de una ayuda exterior altamente valorada.

¿Salida?

El poder de la renuncia siempre está ahí:

Cuando deseamos algo porque lo consideramos muy importante, o indispensable, hacemos todo lo posible por conseguirlo, pero si no lo logramos, nos sentimos desesperados, y pasamos a un estado en el que lo que esperamos es que, lo que necesitamos, nos sea facilitado con ayuda externa; si esto último tampoco se produce, nos sentimos desvalidos.

Cuando ambos sentimientos se combinan, o sea, desesperación y desvalimiento, se queda el organismo cuerpo-mente vulnerable a todo tipo de trastornos.

Sólo la renuncia a aquello que estábamos deseando, o más bien necesitando, nos puede sacar de esa situación tan propicia a la enfermedad.


Este proceso puede ser acelerado con la práctica de una intensa presencia:


En la época en la que estaba formándome en mi especialidad, asistí a un curso completo de "entrenamiento autógeno", dirigido por el Dr. José Luis González de Rivera en el servicio en el que yo trabajaba.

Eran unos ejercicios muy concretos de relajación a través de las sensaciones de peso y calor en las extremidades, junto con otros ejercicios más, los cuales se suponía que te debían de llevar a un estado mental al que se le denominaba "estado autógeno". Se trataba de la técnica de relajación de Schultz.

Yo llegué a ese estado al que se pretendía llegar, y me di cuenta de que, de forma natural, llegaba a él en determinadas circunstancias en las que me quedaba como anclado completamente en las sensaciones del presente, con la vista relajada y vagamente dirigida al infinito, con una atención que podríamos llamar flotante y solía producirse bajo el influjo de algunos estímulos como una puesta de sol, reflejos etc.

¿No notan que les afecta de alguna manera especial la percepción de la imagen de arriba?

Tal vez noten que entran en el estado del que les hablo, el estado autógeno, porque sin pretenderlo se hacen conscientes de su respiración, la cual se hace más profunda, y se quedan como suspendidos por las sensaciones que les vienen aqui y ahora.

Se quedan como anclados en lo que sienten; su cuerpo, su tono emocional, y los estímulos que captan sus órganos sensoriales.

No se trataría de ningún trance hipnótico, ya que en este último se produce un estrechamiento de la conciencia; mientras que en este estado del que estamos hablando lo que se produce es en realidad una ampliación de la consciencia a todos los estímulos del momento presente.

Podríamos decir que es un instante en el que se vive intensamente el "yo como experiencia". El estado autógeno sería, pues, su realización; la realización del "yo como experiencia".

No solamente se puede alcanzar un estado de intensa presencia practicando el entrenamiento
autógeno.

Algunos años antes de este curso pude comprobar los similares beneficios de la técnica de Roger Vittoz, quien trató a Alber Einstein, el cual la valoró muy favorablemente.

Recientemente he practicado Mindfulness con Andrés Martin Asuero, obteniendo los mismos resultados.

En realidad se vienen utilizando técnicas de meditación, la cuales tienen como denominador común la práctica de la presencia, desde hace miles de años en todo el mundo, especialmente en Oriente.

En todo caso conviene tener claro que lo esencial es la práctica de la presencia, para lo cual, al final, no es necesario método alguno.

martes, 15 de abril de 2014

¿Es usted una buscadora espiritual?


¿Y qué busca?

Si lo que busca es el final del sufrimiento a través de la extinción del ego, en la medida de lo posible, considéreme su compañero de viaje; estamos siguiendo el mismo camino.

Ahora bien, si lo que busca es más bien ejercitar y experimentar estados extraordinarios de consciencia hasta llegar a ser capaz de proezas, milagros o grandes logros, no me interesa; pero si alguien monta un circo prometo ir a verle.

lunes, 14 de abril de 2014

Tipologias


Que lo que se diga de usted, o diga usted de si mismo, no sea nada que no esté relacionado directamente con su experiencia.

De nada valen conceptos, como tipos u otras denominaciones, concebidas en abstracto.

No fuerce usted su identificación con nada...

martes, 8 de abril de 2014

"Yo como agente"


Aparte de una consciencia ("yo como experiencia") y de la imagen y autoconcepto que tienes de ti mismo ("yo como objeto"), podrias considerarte, desde otra perspectiva, un "yo como agente".

¿Y qué es eso?

El "yo como agente" sería tu yo científico, por decirlo de alguna manera, sería el resultado de un hipotético estudio exhaustivo de tus condiciones genéticas y constitucionales, factores de salud y enfermedad somática, temperamento, capacidades psíquicas y limitaciones, como posibles trastornos psicológicos y de personalidad.

También tendría que detallarse el efecto sobre ti del ambiente en que te has desarrollado, ambiente familiar y social; motivaciones provenientes tanto de tu campo de potencialidades de desarrollo personal, como de tu "yo como objeto" o ego, con sus deseos y temores; acontecimientos y oportunidades; en conjunto tu evolución personal específica...

En fin, una cantidad tan enorme de factores que hace verdaderamente imposible que pudieras conocer lo que hemos denominado tu "yo como agente".

Solamente captamos algunos indicios de él, algunos detalles, pero el panorama global, permanece desconocido para cada uno de nosotros y el hecho de conocer algunos detalles de él, podría no tener otro efecto que distorsionar la "verdad científica de lo que somos".

Todo ello va a marcar tu destino, asi que para sintetizar, tu "yo como agente" podría entenderse como tu destino personal.

Éste es un primer intento de explicación de una dimensión del Self a la que he dado en denominar "yo como agente", por contener todo ese mundo inconsciente que va determinando, en gran medida, todas las decisiones e iniciativas que vamos tomando a lo largo de la vida.

lunes, 7 de abril de 2014

"Yo como agente" y etiquetas en salud mental


En lo más profundo de nosotros mismos, todos somos una consciencia, un "Yo como consciencia plena" y esto sería lo mismo en todo el mundo, cada uno es un trocito de consciencia universal y, desde este punto de vista, nadie es mejor ni peor que nadie.

Dicen algunas voces prestigiosas, tras decir esto que acabo de explicar, con otras palabras, que, sin embargo, en la forma (o sea, como "agente"), siempre habrá personas que sean superiores y otras inferiores a cada uno de nosotros.

Pues bien, tras la definición que he hecho del "Yo como agente", dudo mucho que alguien sea capaz de decir quién es superior o inferior a quién, ni siquiera en la forma.

Lo que sí es evidente es que unos se valoran a sí mismos en un sentido favorable, mientras que otros tienen una opinión más bien negativa de su autoimagen. 

Los demás tienden a responder a la valoración que cada uno haga de sí, dependiendo de si es positiva o negativa, y esto es lógico, ya que quien tiene una buena autoestima se encuentra más abierto a los demás y proyecta menos dolor; está menos a la defensiva y se le acepta mejor. Por otra parte, está en mejores condiciones para desarrollar su potencialidades, dones y capacidades particulares.

Pero aqui se trata de no confundir autoestima, y sus favorables consecuencias, con la posible valoración de un "Yo como agente", al que no habría manera humana de valorar "científicamente" en su totalidad.

Hasta ahora se ha pretendido que sí se podía valorar con cierta objetividad a las personas para un diagnóstico psiquiátrico, por ejemplo.

Esto último es poco satisfactorio teniendo en cuenta el abismo insalvable que hay entre la hipotética verdad científica de una persona y los medios actulaes de evaluación, los cuales pueden haber llegado a ser muy sofisticados.

Aún asi, lo que se pueda decir de alguien a través de todos esos medios de evaluación disponibles es ridículo comparado con la inmensidad de todo lo que se podría decir, en teoría, de una persona en particular.

Y es más, una información parcial podría hacer más mal que bien al resultar necesariamente una información sesgada por falta de datos.

Los diagnósticos tienen su lugar y función, el problema es que a veces no vemos más que la etiqueta, o le prestamos demasiada atención, mientras que, al mismo tiempo, un universo de información quedaría en la sombra por ignorancia.

Al final, un diagnóstico psiquiátrico vendría a ser una etiqueta puesta en el misterio...

domingo, 6 de abril de 2014

"Yo como experiencia" en línea con el "Yo como agente"

 
La siguiente metáfora del sabio sufí, Rumi, puede ilustrar la importancia de que el "Yo como experiencia" esté alineado lo más posible con el "Yo como agente"


"El ser humano es como una casa de Huéspedes.

Cada dia llega alguien nuevo a su puerta: una alegria, una decepción, algo difícil o doloroso se presentarán como visitantes inesperados.

Dales la bienvenida y acógelos a todos, incluso si es una muchedumbre de penas la que vacia tu casa de sus muebles. Trata a cada huésped honorablemente, ya que podría estar vaciándote para una nueva delicia.

Ve a la puerta de entrada y recibe con una sonrisa al pensamiento oscuro, a la vergüenza, a la malicia e invítales a pasar.

Sé agradecido con cualquiera que venga, porque cada uno ha sido enviado como guia del más allá".



El "Yo como agente" sería el resultado del hipotético estudio y conocimiento exhaustivo de una forma individual humana hasta tal punto de poder predecir todo su desarrollo posterior; incluiría, por tanto, todos los procesos inconscientes que subyacen a todas las iniciativas y decisiones que va tomando un individuo a lo largo de la vida.

El "Yo como agente" dada su infinita complejidad no podría ser consciente en ningún momento por parte del "Yo como experiencia"; de ahi que el "Yo como objeto", o sea, la autoimagen y autoconcepto que tiene uno de sí mismo, en suma, todo aquello con lo que se identifica, sea siempre erróneo, ya que todo este proceso mental de autoidentificación se basaría en información incompleta, distorsionada o simplemente falsa, dada la ya referida inabarcable realidad del "Yo como agente".

Las sensaciones corporales, emociones, sentimientos, reacciones viscerales y todo tipo de estímulos provenientes del propio cuerpo serían señales de la actividad del "Yo como agente".

La actitud abierta y acogedora de todas estas experiencias corporales por parte del "Yo como experiencia", es decir, una alineación entre el "Yo como experiencia" y los mensajes enviados por el "Yo como agente" facilitarían los procesos inconscientes llevados a cabo por éste, lo cual conduciría a la completa realización del individuo.

Les dejo con el fragmento musical que más me gusta de Beethoven

http://www.youtube.com/watch?v=qSeg69d3CQ8




sábado, 5 de abril de 2014

"Yo como agente" y Autoestima


La autoestima es parte del "Yo como objeto" (autoimagen y autoconcepto), el cual a su vez forma una ínfima parte del concepto del "Yo como agente", pero la autoestima no está en relación con el valor de éste, ya que éste, por definición,  no se puede calcular, medir, ni conocer en un momento determinado.

El origen de la autoestima hay que buscarlo en la historia personal, en el resultado entre el conficto "autoimagen degradada-autoimagen idealizada", la capacidad de estar en contacto con la realidad o incluso, tal vez, en los propios genes, pero no puede ser nunca una expresión del valor objetivo de la totalidad inabarcable del "Yo como agente".

De esta manera, el autoodio que sufre, en muchas ocasiones, especialmente al parecer, el hombre y la mujer occidental, como consecuencia de una baja autoestima, no puede ser nunca expresión de su valor. Es una injusticia que tiende a "infectar" el mundo social que tiene a su alcance.

La baja autoestima puede manifestarse de muchas maneras, entre ellas, la susceptibilidad o suspicacia. La realidad es que el peligro de ser mal pensado es notable ya que te hace ver malas intenciones donde no las hay y malos sentimientos donde no los hay. 

Otra  secuela de una baja autoestima, no asumida como propia ni trabajada, es que dificulta, frena o bloquea la actualización de las potencialidades albergadas en el "Yo como agente".

viernes, 4 de abril de 2014

Los mensajes del "Yo como agente"


Ya hemos explicado que al "Yo como agente" no se le podria conocer dada su extrema complejidad. Lo hemos definido como ese "Yo científico", resultado de un hipotético análisis exhaustivo de todos los componentes corporales y mentales de la persona, incluyendo su dinámica hasta el punto de poder predecir su destino.

Lo que podriamos decir de alguien valiéndonos de todos los métodos de estudio actuales no sería suficiente, aunque los métodos de estudio actuales han llegado a ser muy sofisticados, con todo tipo de test psicológicos, biológicos, genéticos, tablas diagnósticas y descriptivas, posibilidad de utilizar los más avanzados aparatos tecnológicos, resonancia magnética, PET etc todo ello y otros medios más avanzados que pudieran ir surgiendo, para apoyar entrevistas e historias clínicas en profundidad.

Habría que incluir también para el estudio del "Yo como agente" o la persona total, un estudio de su autoimagen y autoconcepto, miedos y deseos en relación a la identidad, bien para defenderla o para reforzarla...todo ello propio del "Yo como objeto" o Ego, el cual formaria una ínfima parte del "Yo como agente" o yo total real con toda su dinámica a lo largo de la vida.

Bien, imagínense toda la información que podriamos obtener de alguien con objeto de poder decirle al final "quién es".

Sin embargo, todas las conclusiones de hoy en dia quedarían obsoletas dentro de 50 años, o en menos tiempo, probablemente. Hasta las tablas diagnósticas y descriptivas de la personalidad podrian variar notablemente, acercándose un poco más a la "verdad" sobre quién es la persona a la que estamos examinando a través de una tecnologia cada vez más avanzada.

Podemos imaginar que no se llegaría nunca a un punto insuperable de definición de la persona que tenemos bajo nuestro examen, en el futuro siempre se podrían hacer nuevas aportaciones de información más detallada o descubrimiento de nuevas áreas de investigación.

La conclusión a la que nos vemos forzados a llegar es que el "Yo como agente" será siempre incognoscible, y que por muchos avances que pudieramos utilizar para aprehenderlo, sólo servirán para dar una información incompleta, parcial, sesgada, con tantos puntos ciegos que al final la conclusión del supuesto estudio de la persona, daría un resultado completamente distorsionado de la "hipotética verdad" de lo que es.

Sin embargo hay una forma de recibir información en cada momento, procedente del "Yo como agente", aunque no le podamos conocer. Se trataría de los mensajes que nos envia, através de las sensaciones sentidas, sentimientos, emociones y demás reacciones corporales.

El "Yo como agente" nos enviaría dos tipos de mensajes; los mensajes provenientes del "Yo como objeto" o ego y los mensajes más profundos que apuntarían a sus capacidades y dones especiales.

Los segundos mensajes llevarian a su actualización, una vez libre el individuo de las constricciones del "Yo como objeto", el cual, debido a los conflictos emocionales que contiene y su división interna con los aspectos de auto-rechazo y autoodio, funcionarían como un obstáculo o bloqueo del desarrollo sano y realización personal y espirutual del individuo.

Los primeros mensajes son de caracter doloroso; este dolor está compuesto de una mezcla de miedo, rabia, impotencia y falta de plenitud, emociones que no pudieron ser metabolizadas y quedaron enquistadas desde la infancia cuando el niño se vió enfrentado, por primera vez, a comportamientos de rechazo o abandono que no pudieron ser entendidos ni tolerados en su momento, dando lugar a una desconfianza en sí mismo, inseguridad y sentimientos de autorrechazo hacia esta autoimagen degradada, la cual tiende a compensarse con el tiempo por medio de una imagen idealizada de sí.

Es necesario sentir primero y aceptar estos mensajes dolorosos antes de poder recibir los más profundos y sustanciosos mensajes sobre las capacidades y dones especiales, propios de cada "Yo como agente", asi como antes de poder disfrutar de su capacidad de amar y gozo de vivir.

Una bonita canción a juego
http://www.youtube.com/watch?v=5iofSKo14C0

jueves, 3 de abril de 2014

El insondable "Yo como agente" como impulsor del cambio


Hacemos cambios, proyectamos y vamos trazando un camino en nuestra vida, pero es el incognoscible "Yo como agente", u organismo cuerpo-mente, quien va realizando todo el proceso.

Creemos que decidimos, pero es el "Yo como agente" que somos quien va decidiendo, incluso antes de ser nosotros mismos conscientes de ello.

El fortalecimiento del "Yo como experiencia" parece liberar o facilitar los procesos naturales del "Yo como agente" y es por eso por lo que  ejercitando nuestra consciencia del presente, o dicho de otra forma, creciendo  en presencia, nos podemos encontrar que nuestra vida va cambiando paulatinamente, siguiendo los designios ya trazados por el "Yo como agente", el cual tiende a actualizar, con el tiempo, todos sus dones y potencialidades.

Somos el proceso de un "Yo como agente" incognoscible, pero ante todo, y junto con esto último, somos un "Yo como experiencia" cada vez que nos hacemos presentes.

De vez en cuando se producen cambios traumáticos e inesperados provenientes de violentos encontronazos con la vida y hasta con nuestro hermoso y adormecido planeta; ya no es posible ignorar que también la Tierra es alguien con quien nos relacionamos y que cambia, a su vez, igual que nosotros.

Ante tanta impermanencia y transitoriedad, hay melodias, que son como una oración, que nos invitan  a la quietud de nuestra propia presencia.
http://www.youtube.com/watch?v=slG9JFZEqQE


miércoles, 2 de abril de 2014

Reacciones ante la incognoscibilidad del "Yo como agente"


El "Yo como agente" tal y como lo he definido, es lo que somos cada uno de nosotros pero sin la posibilidad de llegar a conocerlo, dada su extrema complejidad y extensión imposible de abarcar.

El famoso imperativo "Cognete ipsum", inscripto en la puerta del templo de Apolo en Delfos resultaría una recomendación que nadie puede cumplir.

Este vacio e impotencia provocado ante la imposibilidad de conocernos ha dado lugar a distintas reacciones.

Un primer intento de saber quien somos lo hacemos todos, ya desde niños, a través de todo aquello con lo que nos vamos identificando. Es evidente que la realidad de lo que somos está muy lejos de la autoimagen, autoconcepto y todas las ideas que tenemos de nosotros mismos; todo ello condicionado por las experiencias de interrelación personal que hemos ido teniendo desde la cuna y por fantasias reforzadoras de la autoestima. Lo que formamos con estos "esfuerzos" es una minúscula parte de lo que realmente somos, es decir, del "Yo como agente". Por lo tanto, la fabricación que hacemos cada uno de nosotros, de nosotros mismos, resulta una distorsionada e ilusoria caricatura; esto último es la creación del "Yo como objeto" o ego, un yo carente de toda sustancialidad, el cual no es más que una herramienta social que nos proporciona un falso yo.

El mundo de la ciencia, a través de las ciencias de la conducta, ha establecido tipos de personalidad, rasgos, estadios evolutivos, tests que pretenden medir diversos componentes de la personalidad, asi como la inteligencia; existen muchas escalas con la intención de determinar los rasgos de cada uno, medios de diagnóstico a través de manuales y aparatos muy sofisticados. En fin, la ciencia ha hecho verdaderos esfuerzos para determinar cómo somos, valiéndose siempre de teorias más o menos compartidas y entrevistas en profundidad. Huelga decir que estos esfuerzos se verán superados en el futuro con nuevas teorias y mejores medios diagnósticos, y es razonable pensar que nunca se podrá llegar a un punto inmejorable en las capacidades de la Ciencia para decir cómo somos hasta el punto de poder pronosticar nuestro destino. Esta es la imposible respuesta de la ciencia ante la incognoscibilidad de lo que somos, o sea, del "Yo como agente". Al dar la Ciencia, por necesidad, una respuesta parcial e incompleta a lo que busca en el caso que nos ocupa, sus resultados siempre serán medio-verdades en medio de grandes "lagunas", todo los cual haria que el "veredicto" final fuera una distorsión de una verdad que nunca sería capaz de establecer.

La sabiduria de Oriente, que abraza la doctrina advaita, enfrentada con el mismo problema, ha intentado dar una solución, basándose en experiencias de meditación profunda, en las que desparecen aparentemente (como lo podría experiementar alguien bajo el efecto de ciertas sustancias) las diferencias entre uno mismo y  lo que sería "lo otro" en un estado de consciencia habitual; se predicaría, por tanto, la creencia en la existencia de una fusión tal, con lo que nos rodea y con otras personas, que llega a afirmar que todo forma parte del mismo Ser y proclama como evidente la "No dualidad", con lo que se ahorra el esfuerzo de reconocer el agente que somos, ya que todos seríamos la misma unidad con todo el Universo, por lo que no habria nada que decir de nadie en particular. La sabiduria de Oriente tendería a negar la individualidad, el "Yo como agente", u organismo cuerpo-mente, el cual no podemos conocer, aunque por otra parte tampoco podemos negar que está ahí.

Ultimamente, en esta parte del mundo, ha habido un intento por parte de la Filosofia de dar una solución al problema que nos ocupa; una solución que, aunque no comparte la visión oriental, llega a la misma conclusión de que "no somos nadie". Tal y como viene a decir Thomas Metzinger "La idea de que somos alguien es ilusoria, es la percepción transparente de un modelo de nosotros mismos creado en el cerebro; asi que, siendo un proceso, no hemos nacido y por lo tanto tampoco podemos morir". Tal vez habría que añadir aqui la idea postmoderna del constructivismo que no acepta ninguna verdad absoluta; ¿tampoco existe el constructivista? o también sería algo que se construye a sí mismo...?

Para resumir, estos son los cuatro intentos de "solución" que nos ofrece nuestra experiencia personal, la Ciencia, la Sabiduria oriental y la Filosofia actual al irresoluble problema de que no podemos negar que somos alguien, pero alguien a quien no podemos nunca llegar a conocer.

Vean ustedes a continuación una posible explicación a la resistencia tan fuerte a aceptar la incognoscibilidad del "Yo como agente"
http://www.youtube.com/watch?v=bOfXBHB6M7w

La visión del "Yo como agente"



Hay una visión en lo más profundo de cada uno; es la visión del propio futuro.

No se sabe cuándo ni cómo, pero en el interior de cada persona se fraguó en un momento determinado una poderosa visión; una visión marcada a fuego en las propias entrañas; una visión que sigue implacable el camino de su autorealización.

Somos profetas desde el mismo momento en el que cristalizó una profecia en el interior de cada cual; profecia que tarde o temprano se llega a cumplir, si no interfiere el azar incontrolable e inesperado.

El "Yo como agente" contiene el deseo infinito de amor poder y libertad y una visión inconsciente, la visión de una "metáfora soñada" que implica su completa satisfacción.


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